El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, advirtió que el Gobierno de Rajoy no dudará en intervenir las autonomías que no puedan cumplir sus obligaciones financieras. Además garantizó que el Ejecutivo central no va a mirar el color político de quien gobierne. Aclaración innecesaria si no tiene uno metido intrigas raras en la cabeza, pienso. La autonomía con mayor deuda por impagos es Valencia, seguida de Andalucía y Castilla-La Mancha. Casi el 30% de toda la deuda de España procede de Cataluña. Pues bien, cada vez se hace más fuerte el rumor de que la primera de todas las intervenidas podría ser la de Murcia.
John Muller, ha escrito en El Mundo un artículo que, según sus propias palabras en Twitter, ha molestado considerablemente al gobierno de Valcárcel. El artículo en cuestión deja entrever que la Comunidad Autónoma de Murcia tiene todas las papeletas para ser intervenida por Mariano Rajoy a corto plazo como “gesto” contra aquellas que verdaderamente tienen un problema de deuda, como es el caso de Valencia, a la que también alude mi admirado periodista anteriormente mencionado.
Ciertamente puede existir el temor a que pueda ocurrir, porque a las pocas horas aparecía en la portada de Libertaddigital.com varias informaciones, con columna incluida del Presidente, que explicaban todas las medidas que el gobierno murciano está acometiendo.
Rajoy, que tendrá otras virtudes pero no la de la valentía, ya que es de los que suele escapar por la puerta de atrás para no dar la cara, es de aquellos que son capaces de utilizar a un Valcárcel cualquiera, a uno de los suyos, como chivo expiatorio. Sobradas muestras nos ha ofrecido de ello. Por eso no me extrañaría que se haya instalado en el palacio de San Esteban el miedo a que esto pueda llegar a ocurrir.
Sería injusto no reconocer que el gobierno regional de Murcia tampoco está exento de toda culpa ante su demostrada pasividad, desde Inmaculada García a Juan Bernal, pasando por Salvador Marín, sobre todo por Salvador Marín, para tomar alguna medida efectiva, más por el lado de los ingresos que por el lado del gasto; o ante, asimismo, por no haber conseguido un peso específico suficiente en Madrid que pudiera frenar este posible dislate ante un caso como el que nos encontramos. Valcárcel debe saber que en demasiadas ocasiones, como dijo Pío Cabanillas, hay que tirarse al suelo porque “vienen los nuestros”. Los suyos, vamos. En fin.