La exitosa indolencia

El órdago le ha salido bien a Rajoy. El acuerdo de la reunión de la Cumbre de la Unión Europea se cerró a las 5 de la madrugada. Los teutones y los nórdicos se descolocan a partir de las 2, como todo el mundo sabe. O están beodos o en su séptimo sueño. Al contrario que los latinos,  que estamos habituados a realizar nuestras mejores faenas a partir de esa hora. Rajoy y Monti han cosechado un excelente resultado para los intereses de España e Italia. Aznar ya lo consiguió hace unos años a esas horas intempestivas. Al contrario que Zapatero, que no llegaba, la criatura. Le entraba sueño o se aburría como una ostra.

Y es que cada vez me recuerda más Rajoy a Vicente del Bosque. Será por su exitosa indolencia. Está claro que el cambio más radical que se ha notado con el nuevo Gobierno ha sido con la política exterior. Y por ese camino debe seguir Rajoy. Pero el partido no está ni mucho menos ganado. Esto ha sido tan solo un tanto en el dificilísimo partido que estamos jugando. Ahora debería emprender las auténticas reformas que tanto fuera de España como dentro estamos esperando: la reforma de la estructura de la administración del Estado, que no espera ni un minuto más. La estrategia con en este asunto dada su mayoría absoluta debe dar un giro radical. Es la única manera de que al final de este partido el resultado se decante a nuestro favor. A lo mejor está esperando, otra vez, a la prórroga o a los penaltis como el Marqués. Qué manía les ha entrado a todos estos con tenernos con el corazón fuera del pecho. Pero bueno, si al final sirve para salir adelante, bienvenida sea la angina en el ídem. Yo ya tengo preparada la cafenitrina. En fin.

¡Valcárcel, qué vienen los tuyos!

El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, advirtió que el Gobierno de Rajoy no dudará en intervenir las autonomías que no puedan cumplir sus obligaciones financieras. Además garantizó que el Ejecutivo central no va a mirar el color político de quien gobierne. Aclaración innecesaria si no tiene uno metido intrigas raras en la cabeza, pienso. La autonomía con mayor deuda por impagos es Valencia, seguida de Andalucía y Castilla-La Mancha. Casi el 30% de toda la deuda de España procede de Cataluña. Pues bien, cada vez se hace más fuerte el rumor de que la primera de todas las intervenidas podría ser la de Murcia.

John Muller, ha escrito en El Mundo un artículo que, según sus propias palabras en Twitter, ha molestado considerablemente al gobierno de Valcárcel. El artículo en cuestión deja entrever que la Comunidad Autónoma de Murcia tiene todas las papeletas para ser intervenida por Mariano Rajoy a corto plazo como “gesto” contra aquellas que verdaderamente tienen un problema de deuda, como es el caso de Valencia, a la que también alude mi admirado periodista anteriormente mencionado.

Ciertamente puede existir el temor a que pueda ocurrir, porque a las pocas horas aparecía en la portada de Libertaddigital.com varias informaciones, con columna incluida del Presidente, que explicaban todas las medidas que el gobierno murciano está acometiendo.

Rajoy, que tendrá otras virtudes pero no la de la valentía, ya que es de los que suele escapar por la puerta de atrás para no dar la cara, es de aquellos que son capaces de utilizar a un  Valcárcel cualquiera, a uno de los suyos, como chivo expiatorio. Sobradas muestras nos ha ofrecido de ello. Por eso no me extrañaría que se haya instalado en el palacio de San Esteban el miedo a que esto pueda llegar a ocurrir.

Sería injusto no reconocer que el gobierno regional de Murcia tampoco está exento de toda culpa ante su demostrada pasividad, desde Inmaculada García a Juan Bernal, pasando por Salvador Marín, sobre todo por Salvador Marín, para tomar alguna medida efectiva, más por el lado de los ingresos que por el lado del gasto; o ante, asimismo, por no haber conseguido un peso específico suficiente en Madrid que pudiera frenar este posible dislate ante un caso como el que nos encontramos. Valcárcel debe saber que en demasiadas ocasiones, como dijo Pío Cabanillas, hay que tirarse al suelo porque “vienen los nuestros”. Los suyos, vamos. En fin.

Esto es un atraco

La pasada semana se creó una página web, que han bautizado como “Esto es un atraco”. Articula un movimiento contra la opresión fiscal que sufrimos los españoles y da cabida a aquellos que desean manifestar su descontento y oposición al continuo asalto a las libertades y bolsillos de los ciudadanos que los últimos gobiernos españoles acostumbran a perpretar.

En efecto, en ella podemos encontrar un formulario para adherirse a un manifiesto contra la subida impositiva aprobada por el gobierno de Rajoy, que han titulado: “Con todo el respeto, señor Presidente: eso no es cierto”. El manifiesto salió a la luz con más de 50 firmas de destacados académicos, directivos y profesionales del periodismo económico españoles, entre los que sobresalen Juan Ramón Rallo, Carlos Rodríguez Braun, Jesús Huerta de Soto, Manuel Llamas, Raquel Merino, Gabriel Calzada, César Vidal, Miguel Anxo Bastos, Susana Criado o Pilar García de la Granja. Ya cuenta con más de doscientas adhesiones. Yo, por supuesto, ya lo he firmado.

También incluyen un fantástico vídeo denuncia con el que desenmascaran al gobierno popular, que no tuvo el menor reparo en subir los impuestos nada más alcanzar el poder cuando había prometido lo contrario y cuando pocos meses antes se había mostrado enérgicamente contrario a las subidas del anterior gobierno por motivos muy similares a los expuestos en el manifiesto.

Además enlazan con el reciente informe del Instituto Juan de Mariana sobre fiscalidad comparativa en Europa, donde denuncian que la subida fiscal para 2012 ha supuesto que los tipos impositivos del IRPF español sean de los más elevados de Europa, a pesar de que el potencial recaudador de esta medida es bastante modesto y sus consecuencias muy nocivas para la economía. Como ha escrito el profesor Miguel Anxo Bastos: “La subida de impuestos en estas circunstancias es un error y un crimen económico. Cambia fondos que podrían ser usados en inversión y en la recuperación económica por gasto de consumo corriente. Sólo conseguirá retrasar la salida de la crisis y que, cuando esta se produzca, lo haga desde niveles aún más bajos que los actuales”. Pues eso. En fin.

Crisis

Hay varios datos objetivos, e indiscutibles, en la actual crisis del PP:

Primero. Aunque parezca una perogrullada, hay una crisis interna importante; lo digo porque te encuentras con muchos que todavía se ponen de perfil con todo lo que le está pasando a su partido: se siguen tapando los ojos con la esperanza que el manido congreso que se va a celebrar en Valencia arregle el desaguisado.

Segundo. Ahora mismo hay un presidente de partido que se llama Mariano Rajoy, -otra perogrullada, que conviene recordar-, por lo que no hay mayor responsable ante las grietas, que digo grietas, butrones que se están abriendo en el PP. El registrador de Santa Pola podrá echar balones fuera y justificar su descrédito echándole la culpa al empedrado, pero el presidente es él y no otro.

Tercero. Ha habido un cambio de estrategia (y para muestra la foto en soledad de Pizarro, número dos por Madrid, que antes de las elecciones era un activo para el partido y ahora es un pasivo), que ha asumido Rajoy antes del congreso por su cuenta y riesgo, por lo que tendrá que asumir que en el camino se vayan quedando gente que no esté de acuerdo con el giro tomado. Muchos hablan del derecho de Mariano Rajoy a cambiar tras la derrota electoral del pasado marzo. Y claro que lo tiene, pero una vez sea ratificado como presidente, a la búlgara o no, en el congreso del partido. ¿Qué hubiera pasado si toda esta deriva de buenrollismo y lavado de imagen se hubiera producido una vez celebrada la «fiesta de la democracia» (es un decir, ya saben) en Valencia? Además, cuando te propones a cambiar sibilinamente tu estrategia, con dicho congreso montado para que el aparato del partido te aclame como a un emperador romano, sin opción de debate interno y machacando de paso a los que no están de acuerdo con tus postulados, no puedes esperar más que el partido, cuyo valor añadido más fuerte era el de su unión junto a unos valores, se rompa y se desuna en mil pedazos. No sé a que vienen las sorpresas y el intento de descrédito a los afiliados y dirigentes que no están dispuestos a comulgar con ruedas de molino.

Cuarto. Mariano Rajoy no estará muerto para la mayoría de dirigentes del partido con alguna responsabilidad hasta que no se lo diga su inmediato superior en el cargo. En la estructura piramidal de los partidos, el de abajo no se mueve de su silla, hasta que no lo hace el que está inmediatamente arriba. Hay demasiados ocupas de puestos políticos que dependen de un dedazo inmisericorde, y, claro, no vas a ir en contra de la dirección que marque el dedo. La marcha de Zaplana y Acebes, produjo sonrojo en muchos de ellos, pero lo de María San Gil y la baja de militancia de Ortega Lara, es un hecho que no tiene vuelta atrás y que provocará (de hecho ya lo está haciendo) un terremoto desde abajo con las bajas de militancia, que no podrá ser obviado, ni por los compromisarios designados a dedo que acudan a Valencia.

Y quinto. El partido, por desgracia, saldrá dividido, haya o no lista alternativa en el próximo congreso. El demérito, pase lo que pase, nada más que tiene un responsable. Y no es otro que Mariano Rajoy. Un cadáver político.

El frente

Anteayer me alegraba al ver que el general derrotado el pasado domingo en la batalla de las elecciones, daba un paso al frente para asumir el liderazgo que necesita todo ejército recién vencido y que quiera reconquistar pronto el poder. La oposición se tenía que hacer desde ese mismo instante y no había ni un minuto que perder, aunque hubiera que hacer sobre la marcha una autocrítica por parte de todos que les condujera a desentrañar las causas de la derrota. De ahí mi alegría, pues pensaba que era quien mejor podía analizar la situación y establecer las bases de la nueva cruzada que liberara a España del yugo de la estulticia a la que nos ha llevado el gobierno de ZP y a la que nos llevará, con toda seguridad, en la próxima legislatura.
Demasiados coroneles han estado al acecho del general desde hace tiempo, posicionándose en el lugar apropiado para, llegado el caso, caer sobre el derrotado. En mi opinión lo que hacía falta tras la reciente capitulación, era la unión de todos ellos para rearmar a la tropa y dar moral a unos batallones exhaustos que en esos momentos carecían totalmente de ella. Hasta ahí, de acuerdo. El general debía ponerse al frente de todos ellos para analizar la derrota, que si bien no había sido del todo humillante, sí había dolido entre las bases. Perfecto. Debían preguntarse, del mismo modo, tanto el general como el ejercito al completo, las causas de la misma, para establecer un debate con diferentes propuestas y someterlas a votación entre toda la tropa para legitimar el proceso. Pero el debate se ha obviado. La decisión del general ha sido poner el tejado antes de construir la casa. Se ha postulado él y aplica el ordeno y mando. Y es ahí donde viene el problema. Los coroneles no han tenido más remedio que hacer piña alrededor del general, tras el anuncio de éste de convocar un consejo, para que se le reafirme en el puesto. No cabe la opción que alguno de ellos con las ideas que considere oportunas se postule como sustituto de éste, puesto que la decisión ya está tomada; no existe la posibilidad real entre la tropa por decantarse por la continuidad del general o la sustitución por alguno de los coroneles que pueden derrocarle, porque ya está todo marcado. El mal seguirá abierto y las luchas internas por alzarse con el poder continuarán. No va a haber un debate serio, sino un ordeno y mando. Pero da igual, estamos hablando de ejércitos y aquí la democracia no tiene hueco.

Los golpes de efecto

Mucho se está escribiendo (y se escribirá) sobre el golpe de efecto que ha dado Rajoy con la defenestración de las listas electorales de Gallardón. Y digo defenestración porque muchos lo daban como fijo en todas las quinielas. Estoy con el líder del PP tanto en el fondo como en la forma en este caso, aunque no lo esté en los tiempos que se ha marcado ¿o sí? Probablemente, y dada la forma de hacer política que se está imponiendo, sea algo beneficioso para su posible elección el próximo marzo; pero no podemos obviar que está entrando en el juego sucio de actuar a base de golpes de efecto para causar el mayor impacto posible en el electorado y a lo que tanto nos están acostumbrando en estos últimos años.
Durante este tiempo hemos visto a un Rajoy impávido e impertérrito ante todo lo que se urdía politicamente en su partido, en una actitud, creo, del todo deliberada. Ha esperado a última hora para anunciar los cabeza de lista por cada provincia y para dar un golpe de autoridad, jugándosela, a muy pocas fechas de los comicios: apartando al alcalde de Madrid de sus ansias sucesorias e introduciendo como número dos a Manuel Pizarro, por ejemplo. Si lo miramos bien, y siempre desde el punto de vista del impacto mediático, se está hablando estos días más del PP que en los últimos meses. Es una imagen de partido que se mueve, con su máximo dirigente asumiendo su papel de líder y como alguien que es capaz de tomar decisiones, para bien o para mal (algo que nos empezaba a exasperar a muchos por su inacción continuada).
Pienso que es como una forma de haber tomado el mando del pelotón a pocos kilómetros de la meta tras haber estado a rueda durante toda una subida de montaña, si uso el simil del ciclismo que tanto le gusta al gallego. Puede que le de resultado ante esta sociedad anestesiada y aborregada en la que vivimos, algo que visto el panorama me aportará algo de optimismo, para que negarlo. Pero eso no quita para que piense que la política, la de verdad, la de las ideas, la de los sacrificios para conseguir algo, la que mira a más largo plazo, se está muriendo…Ora pro nobis