Hay una manera muy fácil de obtener más escaños en el Congreso y no es otra que la de contar con un mayor número de votos. También está la de en vez de ser la tercera o cuarta opción, ser la segunda o la primera más votada. La Ley electoral con la que contamos no es una ley perfecta y evidentemente no es justa en muchos casos. Como tampoco la es en otros países con mayor tradición democrática. Véase el modelo anglosajón en el que nada más que van al Congreso correspondiente el representante de la opción más votada por cada circunscripción.
Y es que hoy quién se las está llevando todas es el pobre Víctor D’Hondt en determinados sectores, incluso más que el propio Zapatero o el ínclito Rubalcaba. Lo que nadie dice que el problema está en las circunscripciones y no en el método ideado por el matemático belga.
Como escribe hoy Raúl Vilas en Libertaddigital: “La fórmula D’Hondt lo que hace es favorecer un poco a los partidos que obtienen más representación para facilitar la gobernabilidad (sistema proporcional corregido)”. Tener un sistema a la italiana en España sería una auténtica catástrofe pues sería ingobernable. Sí sería lógico, como bien apunta el autor citado, tener un modelo más justo, en el que el reparto de escaños se hiciese a nivel nacional, en el que se aplicara la Ley D’Hondt y en el que se mantuviera el actual listón del 3 por ciento. Los resultados de las elecciones hubieran sido en este caso:
PP 176 escaños.
PSOE 113 escaños.
IU 27 escaños.
UPyD 18 escaños.
CiU 16 escaños.
Es decir, el PP mantendría la mayoría absoluta, el PSOE ganaría 3 escaños, CIU se mantendría con los mismos y UPyD e IU subirían considerablemente su número de escaños. También sería idóneo porque partidos como AMAIUR quedarían fuera y el nacionalismo que odia a España (aparte de CIU) no tendría prácticamente representación en nuestro Parlamento. Por esto me parece muy bien que se debata sobre nuestro sistema electoral actual, pero en otro escenario diferente a la realidad por la que atravesamos en estos momentos. No me parece bien que para algunos partidos minoritarios éste sea su auténtico leitmotiv y que no pongan a la cabeza de sus prioridades otros problemas que son los que realmente preocupan a los españoles. Es donde se demuestra que lo principal para ellos reside en su propio interés electoral y no en el general.
Para mí lo realmente importante es que el PP ha obtenido el respaldo suficiente con una mayoría absoluta para que actúe, para que gobierne, para que aplique las medidas de ajuste que cualquier persona sensata es capaz de ver y, por el otro lado, que el PSOE ha recibido el varapalo que simplemente merecía. Todo lo demás, en las circunstancias actuales y en las fechas dramáticas por las que atravesamos, tiene el valor de lo accesorio. En fin.